sábado, 18 de octubre de 2008

UN EXTENSO VIAJE CON POSIBLES REGRESOS


Día gris en Barranquilla. Montones de basura alrededor del Antiguo Edificio de la Aduana. Mi estancia en aquel lugar es algo vital, demasiado humano, a pesar de lo deprimente del entorno. Así rueda la vida desde esta orilla. Uno, dos, tres pasos e ingreso a la Biblioteca Piloto del Caribe. Camino con la seguridad que poseen los condenados al patíbulo. Lanzo una mirada de mosca sobre los viejos estantes que contienen el caudal de otras voces dormidas. Los libros me arrojan su sortilegio secreto. Doy varias vueltas como cualquier Teseo urbano a través del atrayente laberinto, pero con la grata esperanza de ser devorado por las historias amarradas a los mudos anaqueles. Decido ir hasta el estante donde están organizados los libros de literatura colombiana. Libros y la más variada galería de nombres y apellidos corren en desbandada. Busco algo que vaya en contravía a este día monocorde. Algo que me ayude a espantar este letargo; algo que me brinde un extenso viaje con posibles regresos. Un buen título es el arma perfecta para jugar a la ruleta rusa; un buen título que pueda pronunciar al mundo con sus aciertos y sus errores, un buen título que haga un zoom verdadero a tantas situaciones cotidianas. De repente, como en esos trucos de magia sencillos, pero que atrapan nuestra atención, aparece un título muy llamativo: Temeré por mí al final de estas líneas. Mi mano izquierda avanza en cámara lenta, tomo el libro y asunto arreglado…

Señales al lado del camino


John Jairo Junieles nació en Sincé, Sucre; pero es un ser demasiado elemental, que puede habitar, sin ningún problema, cualquier esquina del planeta. Usa anteojos; pero tal vez, es un viejo truco para revelarnos cómo buscar el verdadero tamaño del mundo. Si, ese es John Junieles por fuera, a vuelo de pájaro. Peo el otro Junieles, el que lleva a cuestas la sombra de un hermano enterrado al pie de un naranjo en un extenso patio, donde aún la voz del abuelo se pasea sobre los recuerdos propios y ajenos, ése que compra siempre los cigarrillos en el mismo lugar, ése es el John Junieles que hace que a todos nos ocurra el mundo mientras leemos cualquiera de sus poemas, cuentos o novelas.

Lo que todos deben saber


El boom de un autor y su obra no deben ser lo único para tener en cuenta. Para tener el valor de decir si el legado literario es bueno o es malo, también cuenta la feliz casualidad de atrapar lo normal, pero que muchos no saben cómo decirlo. Para mí, ese es el punto, de eso se trata esto de escribir; buscar momentos memorables para sacudir los cimientos en el alma del lector, crear una retroalimentación, donde no es necesario, estar al frente del autor o conocer detalladamente su vida. La obra de Junieles testifica a todos esos elementos de la post-modernidad, como elementos útiles que nos ofrecen un rasgo de aquello que hemos sido, pero pretendemos tirarlo al olvido.


Estoy de regreso a casa, después de haber leído en su totalidad este libro de Junieles. El panorama sigue siendo el mismo en los alrededores del Antiguo Edificio de la Aduana; pero tengo bríos para soportar la precariedad que gira frente a mis ojos como una bicicleta sin frenos y en plena bajada. Puedo decir que tomé una taza de ruibarbo y que en mi mano llevo una moneda para poder espantar tanta tragedia circundante. Me siento abatido como un boxeador que está contra las cuerdas, pero satisfecho de no haber lanzado la toalla sobre el sucio suelo del cuadrilátero. Me anima mucho los vasos comunicantes que posee la obra de este joven autor: Cobain, Bukowski, Thurman, Morrison. Regreso armado con las líneas sangrantes de este poemario. Voy de vuelta a todo aquello que me hace ser como una especie de Hunter S. Thompson en las esquinas de mi barrio. Día gris, un sopor cálido merodea los rincones de la ciudad. Todos somos ángeles de este plácido infierno que es Barranquilla. Recordar cada frase del libro de Junieles acorta las distancias hacia my home sweet home.

Registro de viaje


John Jairo Junieles también es periodista y realizó estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena. El otro Junieles está atado al cine, la música y la literatura; es un amante de las cosas lejanas que se pierden al tratar de encontrarlas. Su destino está escrito por su propia mano, al igual que su pasado. Junieles transmite a sus lectores esa extraña sensación de pisar la tierra mojada cuando el calor aprieta. Si hay algo que caracteriza la obra de Junieles es la cuidadosa forma de atraer al lector con sus títulos y la limpieza de un lenguaje amarrado a lo vital. El puede abarcar temas con la misma seriedad como Borges y Winona Ryder al mismo tiempo, mostrando el lado invisible de la belleza cotidiana. Cuando uno lee sus textos, sabe anticipadamente que su obra es como un ligero temblor, algo vivo en busca de otros horizontes.

¿Por qué canta el pájaro enjaulado?


Uno de los grandes aciertos en la obra de Junieles es buscarle sentido a los lugares comunes. Su afición hacia la vida en la forma más común y corriente se transforma de a poco en la base sólida para mantener el hilo de la atención en los lectores (algo tal vez, aprendido en escritores de la talla de Carson Mc Cullers, Carver, Cheveer, Fonseca y otros más). Todo lo que escribe John Junieles tiene ese olor característico del ser humano; un olor que no se esfuma por no ser forzado, es un olor que se concentra, pues no necesita explicar nada, sólo comunica.

Agosto. Un día nublado. Ya estoy de regreso a mi encierro entre las 4 paredes de este estrecho cuarto. Miles Davis suena sin ninguna pretensión en la vieja grabadora. La música de fondo me ayuda a ser un pez en esta irreal pecera. En frente mío, un gigantesco afiche a blanco y negro de la mítica banda The Doors me recuerda líneas completas del poemario de Junieles: En todas partes las casas se hacen con piedras y la gente trata de estar bien. Esta es una breve muestra del poder contundente que habita la prosa poética del este joven escritor; una obra semejante a un diario, donde cada lector va cifrando lo elemental de la vida como quien ve a través de un cristal empañado. A través de estos recuerdos y vivencias, uno termina por toparse con todos aquellos cabos sueltos que aún nos pertenecen. Finalmente me encuentro en camino a otro viaje, el tiempo no da espera. Regreso a la Biblioteca Piloto. El sol comienza a asomarse. Es un poco más del mediodía. Mis pasos son raudos, esquivo transeúntes, automotores, busco el camino más corto hacia el Antiguo Edificio de la Aduana. Paso por casa de un amigo que vive cerca a la biblioteca, apaciguo la sed y la búsqueda continua. Nuevamente estoy frente al estante de literatura colombiana, busco otro libro de Junieles. Ahí está, otro buen título para romper el ambiente de paz a esa hora en la biblioteca: “Canciones de un barrio en la frontera”.

Bitácora para viajeros insomnes


John Junieles se ganó el Premio Nacional de Literatura Ciudad de Bogotá en el año 2002 y la Beca Nacional de Novela del Ministerio de Cultura en el mismo año, lo más seguro es que continúe cosechando triunfos dentro y fuera del país. Pero aún persiste en no dejar los espejos boca arriba por recomendación de su abuelo, pues nunca se sabe lo que pueda salir de ellos. Esta orilla de junieles va definiendo las próximas estaciones, las próximas paradas para observar que el mundo gira al revés. ¿Cómo empezar a definir lo sencillo? Respuesta compleja para aquellos que sólo saben vivir como si fuese el último día. En junieles queda el registro que, es bastante difícil escribir con honestidad en tiempos tan mediáticos como el de hoy. A él, le entusiasma este reflexionar sobre todo aquello que nos apasiona y que nos lleva a mutar y alterar la naturaleza de estos momentos comunes y corrientes.

Los que oyen canciones en la oscuridad

No es fácil escribir sobre John Junieles; porque su obra está en pleno movimiento, y dejar plasmado en una hoja estos sentimientos y situaciones es un agravio, su obra no merece la quietud de las palabras escritas en un simple artículo. Pero vale rescatar que en los textos de Junieles uno se encuentra tal como es, y a lo mejor no soy el primero en afirmarlo. Creo que muchos de los textos de Junieles ya estaban escritos en los recuerdos que su madre nombra, en el lado invisible de su infancia al lado de su abuelo y los amigos de éste. Por supuesto que los textos de Junieles son buenos acompañantes en un extenso viaje con posibles regresos.

Cae la tarde. Pronto cerrarán la biblioteca, algo muy humano me conecta con la obra de John Junieles. Me levanto de la silla y echo un vistazo a través de los sucios vidrios de la ventana. Poco tráfico sobre la vía 40. Tengo hambre, pero eso no importa ahora. En realidad este segundo libro ha sido mucho mejor que el anterior, ya se nota la solidez en la narrativa poética, de alguna manera uno diferencia el paso del tiempo en la obra, la manera de abordar temas más universales; pero aún persiste la dulce música de sus primeros textos que rondan esa fuerza primaria que los hace relevantes. A esta hora las calles alrededor de la Aduana lucen más alegres, varios muchachos juegan fútbol descalzos y sus padres los observan en silencio desde sus destejidos y maltrechos mecedores. Ya no apresuro el paso, estoy liviano, aunque con la extraña sensación de haber sido yo el protagonista de todos los poemas de este libro. Continuo mi camino de regreso a casa por segunda vez, observo como la vida se va derramando por la sangrante herida de la ciudad. Tal vez, sea un sentimiento imperceptible para todo aquel que está amarrado a cosas ficticias como un carro, un computador o un celular…


Itinerario para vagabundos


John Junieles ha publicado los siguientes libros: Viajero con pasaje a tierra extraña (poesía), Hombres solos en la fila del cine (novela), El temblor del kamikaze (cuentos), Papeles para iniciar el fuego (poesía), Canciones de un barrio en la frontera (poesía), Temeré por mí al final de estas líneas (poesía), Con la luz que me quede basta (cuentos), El alfabeto del fantasma (antología poética). Ha ganado la Beca de Residencia Artística Centro Banff, Canadá, 2007. Premio Internacional de Poesía Ciudad de Alajuela, Costa Rica, 2005. Es colaborador de varias revistas culturales nacionales y extranjeras. John Junieles es una lección de sencillez que nos acerca a momentos de toda índole; momentos que nos ayudan a comprender cómo continuar abiertamente por el lado bajo del camino. Su obra es algo curioso en la actual ola de publicaciones colombianas, una obra que nos devuelve la confianza en que no todo es simple mercadeo y que también hay una buen intención literaria definida.

1 comentario:

Rojhy dijo...

me gusta aunque, solo falta que apliques la retorica critica.