miércoles, 22 de octubre de 2008

REVÓLVER EN LA SIEN


¿Alguna vez has jugado a la ruleta rusa con un revólver totalmente cargado? La respuesta es lo de menos. Sólo basta con haber leído a los nuevos escritores españoles para poder probar el dulce filo de los riesgos. Sólo se hace necesario transitar por los textos de Roger Wolfe, Benjamín Prado, Sergi Puertas y Ray Loriga (por citar algunos nombres), para comprobar que el realismo sucio impulsado desde norteamerica por escritores de culto como Fante, Bukowski, Carver y Cheever; también se ha convertido en una teoría inevitable en otros lados del planeta.
Sea cual sea, el verdadero significado de esta desbordante y creciente movimiento literario, hay que exaltar el profundo valor de señalarle a los lectores una nueva forma de percibir la cruda realidad que gira desaforada y sin brújula frente a los ojos atónitos del mundo, así como el uso de una serie de herramientas propias de la post-modernidad donde el cine, la música, la intertextualidad hacen un perfecto engranaje con la técnica de crear una literatura llena de lirismo, ecos y una variada gama de puntos de equilibrio para conocernos un poco mejor en medio del caos reinante (globalización, tratados económicos, crisis ambiental, desinformación en todos los sentidos).
El realismo sucio en España constituye una piedra angular que proporciona a lo cotidiano un aura que alimenta el agudo sentido de reconciliarnos con lo marginal desde una óptica conexa con lo maravilloso de nuestra condición humana, la cual está plagada en todas sus instancias por la soledad, la tristeza y las ausencias que nos arropan cada día. Este movimiento se ha convertido en algo vital que palpita, suda, ríe y sangra. Algo que se reconforta en la presencia estremecedora de la muerte y sus múltiples salidas, el abandono que no es más que un perro hambriento que sobrevive en las calles; pero también es evocación a través de corazones iracundos por no saber hacia donde conduce este estrecho camino. Para la prueba un botón; tomemos juntos este vertiginoso viaje a través de cuatro estancias que nos acercan a una producción literaria que tiene mucho que decir y con suficiente propiedad.

Roger Wolfe---Stairway to heaven
Estamos frente a la conjugación de los sueños rotos donde no hay cabida para las lamentaciones. Roger Wolfe nació en Westerham (Kent, Inglaterra) en el año 1.962, pero reside en España desde 1.966. Cerebro y resorte que impulsó el denominado realismo sucio en tierras ibéricas. Ha realizado una serie de trabajos disímiles al contexto literario: ayudante de supermercado, limpiador de piscinas en los lujosos hoteles de Barcelona, repartidor de periódicos en las calles de los barrios bajos madrileños, jardinero, barman en bares de mala muerte. Ha escrito un potente arsenal de libros con una relevancia que atacan al lector sin ningún tipo de piedad: Quien no necesita algo en que apoyarse (relatos-1.993), Dios es un perro que nos mira (novela-1.993), Mi corazón es una casa aislada en el fondo del infierno (relatos-1.996), Días perdidos en los trasportes públicos (poemas-1.992) y Mensajes en botellas rotas (poemas-1.996).
Los textos de Wolfe son de alto calibre; en ellos hay un rasgo entrañable de una angustia que embiste como un toro salvaje, una angustia que nos lleva a paladear de una manera dura y profunda esa extraña sensación que nos cruza el estómago por el solo hecho de estar vivos y con los pies sobre la tierra, en un mundo que rueda hacia una inocencia feroz y desprovista de los artilugios del lenguaje. Los textos de Wolfe son la perfecta compañía, la tabla de salvación en medio del mar oscuro y solitario donde flota el amor, el desarraigo, los vicios, las situaciones conjugadas en lo urbano. Una variedad letal e inmersa en lo irónico porque muchas veces es difícil expresar lo que realmente uno tiene.
A NINGUNA PARTE
Los pensionistas hablan de trombosis
en los autobuses o aguardan el final
en los bancos de los parques públicos,
entre excrementos de palomas y jeringas ensangrentadas,
o me paran en la calle frente a escaparates
llenos de electrodomésticos para preguntarme la hora
e interesarse por la raza de mi perro.
Son las 5 de la tarde
y todo en la ciudad apesta a muerte.
Sé que es inútil. Llegar a casa,
ponerme aquí delante y redactar
15 o 20 líneas, qué más da,
esta especie de salvoconducto
a ninguna parte.

Benjamín Prado---Another brick in the wall
Ahora vamos a confirmar que la literatura nos ayuda a romper los límites arbitrarios, que sólo es posible buscar a través del exilio, el ejercicio absoluto de la libertad, porque no hay condicionamientos, ni requisitos ni fronteras que impidan que la soberbia, la rabia, el desgarramiento de las palabras sea el pan que se reparte cotidianamente en nuestra mesa. Benjamín Prado nació en Madrid en 1.961; es poeta, ensayista, novelista, además de ser una de las nuevas promesas de la literatura española, ha traducido grandes obras de otros autores.
Dentro de su extenso legado podemos citar: A la sombra del ángel (tomo autobiográfico-2.006), Marea humana (poemas-2.006), Ecuador (poesía- 1986-2001), Iceberg (poesía- 2002). Los textos de Benjamín Prado nos conducen por el amplio horizonte de una poética que bordea incertidumbres, desasosiego, bajo el rasgo de un lenguaje simple; ornamentado con la clara visión de una generación que intenta salir adelante entre tantos conflictos, ante tanta falta de originalidad y perspicacia que cuestiona los razonamientos que enriquecen el trasegar de los seres antagónicos que nos indican el lado infatigable de la condición humana en estos tiempos violentos.
Existe en la literatura de Benjamín Prado un magnetismo urgente, álgido; donde el lector puede confraternizar y asumir algunos roles dictados bajo el sello de esta nueva tendencia literaria. Textos que nos sacuden con silencios cortantes, textos que regresan revestidos de un vértigo palpable, textos que deambulan por diversos escenarios donde se plasma la paradoja humana y el valor elemental de una calidad estética aprehendida en el mundo descarnado. Esta obra nos lleva a conocer el fervor de la desnudez flexible de las palabras, pero entusiastas como una ventana sin cristales.
ROTO
Solo, en medio de todo;estar tan solo como es posible, mientras ellos vienen muy despacio, se agrupan, ponen su campamento, invaden, talan, hunden, derriban las palabras una a una, se reparten mi vida, poco a poco, levantan su pared golpe a golpe. Después se van; se marchan lentamente, pensando: -Nunca podrás huir de todo lo que has perdido.Tal vez tengan razón.Tal vez es cierto.Pero llega otro día, el cielo quema su cera azul encima de las casas; yo regreso de todo lo que han roto, busco entre lo que tiene su propia luz, encuentro la mirada del hombre que ha soplado unas velas, el limón que jamás es parte de la noche; ato, pongo de pie, reúno los fragmentos, me convierto en su suma. Y todo vuelve otra vez; las palabras llegan donde yo estoy; son las palabras perfectas, las que tienen mi propia forma, ocupan cada hueco y cierran cada herida. Las palabras que valen para hacer estos versos y sentarse a esperar que regresen los bárbaros.

Sergi Puertas---Low side of the road
Se hace eminente que uno de los lineamientos de esta nueva tendencia literaria sea no ser nada complaciente con la realidad voraz que nos circunda a cada momento. Esta literatura exige que la rebeldía cree una visión diferente para manifestar a la vida en muchas direcciones; aunque muchas veces sea en contravía. Pero hay rasgos de una vocación, de un oficio pertinente con lo que palpan los ojos en cada lectura del mundo.
Sergi Puertas nació en Barcelona en el año 1.971; es autor de los libros de poesía Ángeles cansados-1.999, Tira mis sueños a la calle y la lluvia los hará crecer-2.002, las novelas Subnormal-2.005, Porque sí-2.004 y una infinidad de relatos que han ido apareciendo a lo largo de los años en diferentes antologías y revistas de literatura en España y otros países. Sergi Puertas carga a cuesta una dolorosa honestidad, donde las palabras se refugian en lo contemplado en las situaciones cotidianas que dibujan una exótica geografía enmarcada en situaciones precarias, amores frustrados, humo de cigarrillos baratos y el ir y venir por callejuelas que se acrecentan bajo las suelas raídas de un par de zapatos viejos.
En sus textos se esconden algunas señales para descifrar los trazos torcidos de una herida dulce y profunda, las promesas que abarcan lo imposible, lo vedado para quien aún no ha aprendido a volar con unas alas prestadas. En estos textos nos reinventamos a través de una serie de personajes que habitan lugares comunes, autopistas y paisajes que beben la sed de un horizonte vacío. En ellos se conserva el sentido vital de gozarnos los fracasos, los errores, la certeza de ser partícipes en el juego cotidiano de la muerte; y mostrar las heridas como si fueran trofeos de guerra. Estos textos son el testimonio, la versión inacabada, el revés de la historia donde se prolonga todo aquello que no tiene exilio en nosotros, aquello que todos los días se extingue frente a los ojos.
NO

No hay niños, ni novias, ni madres
ni terrazas, ni amaneceres, ni sol,
sólo hay gente que se arrastra por las aceras. Y cosas.
La gente, conforme se arrastra, sueña las cosas
haciéndolas como terrazas, como amaneceres, como sol.
La gente, conforme se arrastra, se sueña
como niño, como novia, como madre.
Mas no existe tal cosa:
No hay niños, ni novias, ni madres
ni terrazas, ni amaneceres, ni sol.
Sólo gente que se arrastra. Y cosas.


Ray Loriga---Walk on the wild side
Es esencial en esta corriente literaria, el ejercicio de despedazar con una notable capacidad, todo aquello que deambula a nuestro alrededor. Es una contundente visión minimalista, donde el ritmo de las palabras pretende romper con los modelos preestablecidos. Un ritmo narrativo que busca afanosamente no dejar en paz a los lectores, con un estilo directo y comunicativo; aunque muy mordaz e insolente. Ray Loriga sabe de antemano que al lector hay que asestarle certeras puñaladas, convertirlo en cómplice, tomarlo de la mano como a un niño huérfano y provocarlo hasta más no poder, con una arrogancia persuasiva que busque sorprender, perturbar, sacudir, la pasiva relación entre el autor y los lectores.
Ray Loriga es hijo de un ilustrador y una actriz de doblaje cinematográfico, al igual que muchos escritores de su generación ha realizado los más diversos oficios y labores. Comenzó a publicar sus textos en revistas underground, pero con el trascurrir del tiempo, logró posicionarse como el artífice número uno de la llamada generación X. mantiene una estrecha relación con el cine (debutó en 1.992 como director con la cinta La pistola de mi hermano), donde ha colaborado con directores de la talla de Almodóvar y Saura. Algunas de sus obras son: Lo peor de todo, novela-1.992, Días extraños, relatos-1.994, Caídos del cielo, novela-1.995, Tokio ya no nos quiere, novela-1.999.
Loriga comprende que la literatura es una fuerza transformadora, un revólver totalmente cargado, una actitud frente a la vida que rueda a través de una enorme puerta abierta. Sus obras se deslizan y se funden con la suciedad del ambiente; aunque son textos coordinantes, donde hay un buen despliegue de creatividad e innovación, donde se configura una trama bajo esa mirada burlona y auto- irónica que hace más digerible la lectura de los textos; porque cualquier lector desprevenido puede comprender que en ellos existe algún rastro, una señal, un fragmento del vacío que a todos nos habita en tiempos como éstos.
EL CORAZÓN ENVENENADO
Y un segundo después todo había terminado. El hombre del cuchillo yacía en el suelo sobre su propia sangre. La mujer hermosa consolaba a la niña valiente. El camarero volvía a poner la escopeta bajo la barra de la cafetería y el conductor sin coche se fumaba un cigarrillo. A veces, en la vida, todo se encadena, todo encaja a la perfección en el entramado de la desgracia. Sucede igual con los milagros. Una sucesión de pequeñas fortunas sincronizadas casi por azar pueden resolver el más oscuro de los problemas, como quien camina silbando por un laberinto que, por una vez, conduce a la puerta de salida. A veces la vida se esmera en salvarnos con el mismo tesón que puso y pondrá, en otras muchas ocasiones, con el único fin de destruirnos. O eso, o la buena puntería.

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